Ello ha supuesto un gran descubrimiento para las personas residentes en Tatemoë, que han comprobado que, con costes poco elevados, se puede obtener una producción hortícola cerca de casa que completará su dieta tradicional obtenida solamente con los productos del campo de la estación de lluvias.
El gran éxito de Tatemoë es la convivencia interétnica, que favorece una cultura de mediación y de diálogo con las etnias de pueblos vecinos. Debido a la enorme extensión de la parroquia, el resultado de estos dos años de convivencia y formación es una experiencia muy enriquecedora a todos los niveles: el centro se ha convertido en un instrumento divulgador de conocimiento y en una herramienta de formación para las personas que, en el futuro, serán protagonistas de proyectos de desarrollo local en sus poblados de origen.
Uno de los retos del proyecto es poder acercarnos a la autonomía financiera del centro para poder asegurar su permanencia y continuar realizando una importante tarea que repercute de manera positiva en toda la región.