A pesar de no tratarse de una enfermedad, su extendida práctica es otra causa de muerte, infecciones y problemas psicológicos graves para las mujeres del Chad. Produce innumerables infecciones en las niñas en el momento en que se las interviene en pésimas condiciones higiénicas y deja graves secuelas tanto en su vida sexual como en el momento del parto, y supone un nuevo ataque contra la dignidad de la mujer y su sometimiento a las reglas dictadas por el hombre.
Por eso, una población pobre, aislada y con muy poca información es la más expuesta a la manipulación por parte de las autoridades locales que pueden sacar un sustancioso beneficio de la práctica de la mutilación genital femenina.
La lucha contra esta práctica es una de las campañas desarrolladas en la región con gran empeño y dedicación desde la parroquia con el soporte del obispado de Sarh en apoyo de la mujer en Chad y especialmente en zonas rurales como es la región de Moyen Chari, donde se encuentra más desprotegida.