«He estado en el poblado de Mbui y he sacado la cámara en algún momento.
Las dos primeras son del lío que se organiza cuando ha habido una recaudación y la gente busca calderilla para manejarse en el pequeño comercio local. Todos vienen con un billete para cambiarlo por calderilla.
Las otras son de la explanada donde los campesinos depositan su cosecha de algodón, para que más tarde sea pesada por un controlador y embarcada en un camión hasta la fábrica de desgranado del algodón en Kyabé».