Por Ramón Ribas.
José Mª Arbonés, de Cal Panes me pasa a buscar a las 9 de la mañana y nos vamos a Benlloch, donde hemos ido acumulando todo el material que queremos enviar a Kyabe. El Sr. Ramón Borrell, gerente de la empresa «Maquinaria Ferro», nos permitió guardar todo lo que iba llegando durante un año, de un lado y de otro en su almacén, como centro logístico con muelle para cargar el contenedor. Desde aquí le damos las gracias así como a su hijo por ayudarnos con el toro de la empresa, para cargar los paquetes más pesados
El equipo estaba compuesto de Josep Mª Veà, promotor del proyecto agrícola de Tate Moe, junto con José Mª Arbonés de Cal Panes. Miquel Grifols redactor del proyecto de electrificación y instalación fotovoltàica, y responsable de la electrificación del Centro de Formación profesional, y yo mismo Ramon Ribas.
El transitario, encargado del envío del contenedor, Ignacio Bueno, se añadió al equipo y cargó paquetes y chatarra como el que más, y, sobre todo, nos ayudó con su experiencia y sus consejos a cargar adecuadamente el material.
Josep M Veà, de Sarroca, ya nos esperaba con su todoterreno y un remolque con las últimas adquisiciones para el proyecto agrícola de Tate Moe. Tractor y remolque, apisonadoras y bombas de agua, semillas y abonos, se esparcían por todo el almacén.
Esperamos a Miquel Grifols, que tiene una conferencia telemática. Placas solares, ordenadores reciclados, donados por la Diputación General de Aragón, enviados desde Zaragoza y todo el material necesario para electrificar la nueva escuela de formación profesional, con todo el esquema eléctrico de instalación, ha sido su enorme trabajo.
Se ha presentado también el transitario, Ignacio Bueno, que se encargará del contenedor desde que salga de Benlloch hasta que llegue a Kyabé. Ha sido una gran ayuda, porque, con su gran experiencia nos ha aconsejado cómo hacer la carga, correctamente.
Hacia mediodía llega el camión con el contenedor. Empezamos la carga, con él, dudando de si cabrá todo lo que hemos acumulado o habrá cosas que quedarán en el suelo por falta de espacio.
Aquí no hay galones. Todo el mundo pone de su parte en el trabajo, incluso el transitario, que en lugar de dirigir las operaciones desde el despacho, carga paquetes, chatarra, rollos de cables y todo lo que haga falta.
El hijo del Sr. Borrell pone en marcha el toro y acarrea las cajas más pesadas, hacia el interior del contenedor.
Son las 17,00 h. y aún estamos a medio cargamento. Nadie ha pensado en la comida. Junto a Ignacio corro a buscar bocadillos y bebidas. Tras un descanso para reponer fuerzas, retomamos el trabajo. Entre el Panes, Ignacio y el hijo del Sr. Borrell, han colocolocado tan bien las cosas que al final todavía nos sobra espacio y no hay nada que quede en el suelo. Incluso unas placas solares que reservaba Miquel, han ido a buscarlas.
Finalmente, a las 21,00 h. podemos cerrar las puertas del contenedor y el camión arrancaó hacia Barcelona con un gran suspiro nuestro, cansados de esta dura jornada, pero satisfechos de haber logrado nuestro objetivo y con un firme deseo de que llegue a buen puerto sin problemas. Que así sea. Solo faltó mi bendición como jesuita, pero no me atreví.