El porqué de mi silencio

Hola a todos:

Tengo que explicar un poco el porqué de tantos meses de silencio. El 1º de junio tuve un absceso palúdico que me ocasionó un desvanecimiento en mi habitación en Kyabé. Un compañero me encontró en el suelo y me llevaron al hospital. Allí recobré el conocimiento entre caras muy queridas de gente que me acompañaban en mi postración hospitalaria. Una sorpresa desagradable fue la de observar que mi brazo izquierdo estaba paralizado. ¿Qué hacer? Mis compañeros proponían un traslado hasta el hospital de Goundi, en donde se podrían hacer mejores exámenes médicos que en Kyabé. Llegado a Goundi se planteaba el dilema : si la causa de la caída en la habitación había sido por un problema cerebral o por otra razón que pensaron no se podía acabar de determinar con  los medios que allí tenían. Los largos días de estancia en Goundi venían marcados por el dolor constante en el hombro izquierdo, la gran duda que me sobrevenía sobre mi futuro en el Chad, y por otro lado la cariñosa asistencia de Nihn, la joven religiosa vietnamita que con su particular fisioterapia logró que los dedos de mi mano comenzaran a moverse. A los diez días los compañeros de Goundi vinieron a hablarme: “hemos pensado que tienes que viajar hasta España, para que allí te examinen y te den el tratamiento que aquí no podemos darte. También hemos pensado que debes viajar acompañado y que quien ahora mejor puede hacerlo es Francesc Cortadellas, que precisamente acaba de llegar de su viaje a España. Él tiene todos los papeles en regla ahora mismo y está dispuesto a hacerlo”. Me sentía frente a un montón de decisiones que otros estaban tomando por mí, y que yo no podía juzgar desde mi sorprendente situación de un brazo que no era más que un apéndice rígido que colgaba de mi brazo y que solo podía mover a un lado y a otro si el brazo derecho lo transportaba. 

El viaje fue posible gracias a Francesc que se ocupó de todo. En N’Djamena   cinco días del hospital Bon Samaritain confirmaron la necesidad de continuar viaje hasta España. Me sentaron en un carrito de inválido y de esta manera con la ayuda del eficiente Francesc fui pasando todos los controles de aeropuertos, gracias al certificado PCR que me hicieron en N’Djamena. Decía Francesc, “a mí me han confiado un paquete en Goundi que debo entregar en Palma de Mallorca” y así ha sido. Fue particularmente emotivo para mí el encuentro con mis hermanos en el aeropuerto de Palma al salir por la puerta de salida de viajeros empujado sobre una silla de ruedas.  

La revisión médica exhaustiva comenzó inmediatamente en la clínica Planas: el primer tema a resolver era si la causa de la parálisis del brazo había sido la de un ictus cerebral o de otro tipo.

Las diferentes exploraciones neurológicas y de trauma dieron como conclusión, que no había una causa cerebral y que la mejor explicación estaba en que caí al suelo en la habitación porque una fuerte y repentina subida de fiebre palúdica (41 grados al entrar en el hospital de Kyabé) me provocó el desvanecimiento que me hizo caer al suelo  cayendo sobre el hombro izquierdo y seccionando el tendón del músculo Deltoides que me provocó la paralización de dicho músculo y de todos los músculos circundantes.  Un mes más tarde empezaban a ponerse los medios para resolver el problema: un tratamiento intensivo de fisioterapia. En los sótanos de la clínica donde se encuentra el departamento de Fisioterapia, comencé un programa de rehabilitación de tres horas semanales a lo largo de tres meses. Tengo que reconocer que no creía en el éxito de semejante tratamiento. Por eso, en los primeros momentos de los ejercicios mi cara se dirigía a la fisio para conseguir una respuesta a partir de su experiencia ”¿Crees que podré recuperar el brazo algún día?   La respuesta me dejaba algo más tranquilo porque siempre me afirmaba que sí, que se podría recuperar. Los primeros días de fisio, acabé con intenso dolor de cabeza, pues las sesiones suponían un esfuerzo mental enorme. Pero este problema de cansancio cerebral fue disminuyendo al observar que se estaba dando un cambio muy perceptible que me hizo recuperar la confianza que todo aquello valía la pena, pues un día pude servirme el agua con el brazo malo, otro día ya podía comerme una manzana con dicha mano y al otro podía ya peinarme…

Y mientras me rehabilitaba ¿qué más cosas he vivido? Mentalmente he comenzado a revivir el gusanillo de volver a trabajar en Kyabé. Con los colaboradores más cercanos y motivados se ha creado un grupo de trabajo con una ambiciosa propuesta: viajar pronto al Chad, acompañado de amigos técnicos en diversas materias para lograr la definitiva instalación eléctrica del nuevo instituto politécnico y el trabajo de preparación de los campos de Tatemoë, para conseguir de ellos un rendimiento mucho mayor del que han tenido hasta ahora, de cara a un autofinanciamiento de los proyectos de Kyabé, haciendo sus preparativos para conducir este proyecto en la dirección mencionada. La Universidad de Lleida está detrás de esta idea que nos llena de ilusión y de posibilidades no tenidas en cuenta hasta ahora. 

Por otro lado estamos preparando la construcción de un nuevo edificio de tres aulas, en el instituto politécnico, que permitirá acoger a los alumnos del 5º curso el año que viene: un aula para cada una de las especialidades Mecánica y Administración y otra para los alumnos que deseen continuar los cursos de bachillerato.

El neurólogo que ha dirigido mi recuperación me ha dado finalmente luz verde para continuar a pensar en la vuelta a Kyabé, pero me ha puesto una condición que será muy determinante en mi vida: me ha dicho, “Dentro de tres meses quiero volver a verte por aquí” Es evidente la disminución de mis capacidades físicas en estos meses de rehabilitación en Palma de Mallorca. Ello supone que, en adelante, mientras tenga salud, mi estancia en Chad no podrá ser perenne sino por temporadas. Es algo que he tenido que aceptar como ley de vida. Lo que sí es una realidad, el que estos meses de silencio, y a medida que la rehabilitación avanzaba, han supuesto una mayor reflexión, junto a otros compañeros, para dar un nuevo impulso con una dimensión más global al proyecto de Kyabé Avanza que englobe conjuntamente todos los proyectos que están en marcha en Kyabé, a fin de que tengan mayor continuidad y sostenibilidad.

Debo un gran agradecimiento hacia aquellos que han hecho posible esa estancia en Palma, y de un modo especial a la comunidad de jesuitas de Montesión que me han aceptado como uno más en su casa y de manera totalmente gratuita, durante 7 meses y medio.

Ya debéis saber que estamos preparando un viaje con cinco técnicos hasta Kyabé, a partir del 1 de febrero, con una doble finalidad: 1)acabar la instalación fotovoltaica y la red informática interna del nuevo instituto politécnico y 2)el debate del equipo técnico con la comunidad de Jesuitas de Kyabé para recabar datos sobre el terreno de cara a presentar en instancias europeas   el conjunto de proyectos.

Pero de todo ello tendréis información más adelante.

Manolo Fortuny.